Tiempo atrás, cuando Linden Lab lanzaba sus Reglas para Visores de Terceros, como consecuencia del sonado «Caso Emerald» varias voces se alzaron contra algunos aspectos de dichas reglas, especialmente contra el punto que hacía responsables a los desarrolladores de todo vicio o falla de los visores que desarrollaran, modificaran o distribuyeran, porque esto implicaba que no sólo debían responder por los fallos de sus propias modificaciones, sino también por los fallos en el código original de Linden Lab.